OH !!!! JAMAS hubiesemos pensado que eso que dicen "de la mirada fuerte" y que "ojean a las guaguitas" era cierto. Después de la segunda gran pataleta con llanto, patadas y vueltas en la cama sin contar la tristeza en su mirada, ni su sonrisa en su boca llamamos a Help para asegurarnos que no tenía nada.
Efectivamente: Sana, completamete sana. En la noche de ese mismo día siguieron las pataletas y el segundo día y el tercero... hasta que pedimos una hora con una psicologa infantil.
Según su diagnóstico Renata siente y persive todo lo que siente la mamá: sus preocupaciones y miedos.
No fue esto una respuesta para los llanto y y el miedo que sentía la bebé.
Dada la desesperación y la preocupación de nosotros como padres, la mamá se levantó muy temprano a visitar a una vecina amiga que santigua a los bebés ojeados.
Al cabo de un rato, ella se fue a la cocina e hizo el hechizo mágico para Renata.
Llegamos a casa, ella se quedó profundamente dormida y cuando despertó era ella la Renata de siempre: alegre, sonriente, habladora, juguetona... desde ese día nunca más le saque su medallita para que esto nunca más vuelva suceder.
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